Juana Dayanara Barraza
Samperio es una asesina
en serie mexicana, conocida popularmente como La Mataviejitas.
Biografía
Juana Dayanara Barraza
Samperio nació el 27 de diciembre de 1958 en la ciudad de Pachuca de Soto,
Hidalgo (México)., posee conocimientos de enfermería y dedicada también en
algunas ocasiones a la lucha libre (bajo el seudónimo de "La Dama del
Silencio") o a la venta de rosetas de maíz afuera de la arena de lucha, y
supuesta adoradora de la Santa Muerte; cometió varios homicidios en el área
metropolitana de la Ciudad de México desde los años 90 hasta principios del año
2006.
Barraza se ha transformado
en uno de los casos más interesantes dentro de la historia criminal en México,
ya que durante muchos años se mantuvo la comisión de sus crímenes sin ser
capturada, y por la semejanza de su modus operandi con el de famosos asesinos
en serie de otros países, como Thierry Paulin.
El primer asesinato
atribuido a La Mataviejitas fue cometido a fines de los años 90 aún
cuando la serie de asesinatos comenzó presuntamente el 17 de noviembre de 2003.
Se ha estimado que el número total de sus víctimas es de entre 42 y 48.
El 31 de marzo del 2008, el
juez 67 de lo penal, con sede en Santa Martha Acatiltla le dictó sentencia de
759 años y 17 días de prisión por 17 homicidios y 12 robos cometidos en agravio
de personas de la tercera edad.
Antecedentes
A través de entrevistas
realizadas a la detenida Juana Barranza alias "La Mataviejitas", se
conoció que parte de su conducta criminal venía a ser un reflejo de la
violación que sufrió durante su niñez, en ese momento la madre de La
Mataviejitas era una alcohólica y en una reunión con otras personas la madre de
la mataviejitas accedió a que tres hombres tuvieran acceso carnal con la menor
a cambio de licor. Es entonces que producto de este trauma (el que fue más
adelante agrandado, cuando uno de los hijos de Juana Barraza fallece), la
Mataviejitas acarrea un gran problema psicológico que de un momento a otro en
su vida es resaltado en el primer homicidio que realiza, donde (en base a lo
manifestado por la Mataviejitas) cada parte de sus acciones en el homicidio son
un reflejo condicionado por el trauma vivido en su niñez.
Modus operandi
Todas las víctimas de la
asesina eran mujeres adultas mayores (ancianas), quienes en su mayoría vivían
solas. Las muertes eran provocadas por golpes, heridas de armas punzo cortantes
o estrangulación, con robos materiales a las víctimas inmediatamente después de
ser asesinadas. En cada asesinato que cometía siempre vestía de rojo. En casos
aislados, se encontró evidencia de abuso sexual en las víctimas.
En el transcurso de las
actividades criminales de La Mataviejitas, las autoridades policiacas
fueron duramente criticadas por los medios de comunicación puesto que, todavía
a finales del 2005, asumían un "sensacionalismo mediático" respecto a
un asesino en serie. Asimismo, se criticó el hecho de que el asesino era
buscado, tal vez inútilmente, entre las prostitutas y/o travestis de la Ciudad
de México. De hecho, durante la cacería de la asesina, Bernardo Bátiz, entonces
Procurador de Justicia de la Ciudad de México, había indicado que 'El Mataviejitas'
era 'brillantemente listo' (creyéndose hasta ese momento que se trataba de un
hombre y no de una mujer) que cometía sus crímenes después de un corto período
durante el cual se ganaba la confianza de sus víctimas. Los oficiales que
investigaban el modus operandi del asesino sospecharon que el o la
'mataviejitas' se presentaba ante sus víctimas como trabajador social del
gobierno (enfermera), ofreciendo programas de beneficencia para personas de la tercera
edad.
La búsqueda de la asesina
fue complicada debido al cúmulo de evidencias contradictorias. En un punto de
la investigación, la policía conjeturó que eran dos asesinos los que podrían estar
implicados. También se puso singular atención en la extraña coincidencia de que
por lo menos tres de las víctimas del asesino poseían una copia de una pintura
del siglo XVIII, Niño en Chaleco Rojo, del artista francés Paul Cézanne.
Interesantemente, antes de la captura de la presunta asesina, las autoridades
mexicanas divulgaban declaraciones de testigos que señalaban que el asesino
usaba ropa de mujer para acceder a los apartamentos de las víctimas. En uno de
los casos, uno de los testigos observó a una “mujer grande con una blusa roja”
salir del hogar de una de las mujeres asesinadas. Ello fue interesante para los
criminólogos, forenses y detectives puesto que había grandes paralelos entre la
mataviejitas y Thierry Paulin. Bajo ese contexto, se atribuyó al
asesino (presumiblemente varón) la posibilidad de una doble personalidad. Otra
observación interesante hecha por los investigadores fue la extraña
coincidencia de que algunas de las víctimas de la asesina en serie eran de
origen español.
Arresto y detención
El mayor avance en el caso
ocurrió el 25 de enero de 2006 cuando se arrestó a una persona sospechosa
huyendo del hogar de la última de las víctimas atribuidas a la asesina. La
víctima, Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años de edad, residente de la
colonia Moctezuma 1a sección en la ciudad de México, había sido estrangulada
con un estetoscopio, siendo varias veces apuñalada con un cuchillo ranger
militar.
Para sorpresa de muchos,
que aseguraban que el asesino era hombre, la persona detenida fue Juana Barraza
Samperio, de entonces 48 años. En pruebas preliminares, Barraza se asemejaba
bastante a un modelo de arcilla
que describía las características faciales del asesino: Persona de cabello
tupido, teñido de color rubio y rostro de facciones duras. Al ser detenida
portaba un estetoscopio, formas de solicitud de pensión para adultos mayores y
una tarjeta que la identificaba como trabajadora social. Preliminarmente, la
policía de la ciudad de México no pudo detenerla antes ya que no se contaba con
huellas digitales completas que pudieran dar la identidad de la asesina, en las
escenas del crimen no se encontraban completas sino solo fragmentos de ellas,
por lo cual no se podía tener una prueba para detener a alguien.
Se dice que, al momento de
ser capturada, la presunta asesina confesó haber asesinado a la anciana, Ana
María de los Reyes Alfaro y a otras tres mujeres, pero negó estar implicada en
el resto de los asesinatos. Ella comentó a los reporteros que había visitado la
casa de Ana María de los Reyes Alfaro en búsqueda de trabajo como lavandera. "Ustedes
sabrán por qué lo hice cuando lo lean de mi declaración ministerial"
finalizó Barraza.
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