Juan Vallejo Corona (Autlán, Jalisco, México, 1934) es un asesino
serial encarcelado en los Estados Unidos por crímenes cometidos en ese país.
En mayo de 1953 Juan Corona emigró a Estados Unidos a instancias de su
medio hermano Natividad Corona y se estableció en la ciudad de Yuba City,
estado de California, se casó y tuvo cuatro hijas. Con el tiempo se dedicó a la
actividad de contratista de mano de obra consistente en proporcionar a los
granjeros del lugar mano de obra barata, generalmente mexicanos que habían
emigrado buscando un mejor nivel de vida. En 1956 Corona fue diagnosticado de
esquizofrenia y conforme a los usos médicos de entonces fue sometido a terapia
de electrochoques. Los informes recogidos indicaban que Corona era un pacífico
hombre de familia que concurría los domingos a la iglesia y no había quejas de
que abusara de los trabajadores temporales a quienes contrataba.
Su medio hermano Natividad Corona, era conocido como un homosexual
violento que operaba el café 'Guadalajara' en el poblado de Marysville. Cuando
un joven que apareció herido en el baño de su negocio lo demandó por $250,000
dólares vendió el negocio y se fue a su país.
Hallazgo de los cuerpos
El 19 de mayo de 1971 un granjero japonés de la zona observó que en su
huerto de durazno había sido excavado entre dos árboles un hoyo de dimensiones
semejantes a las de una tumba. Al regresar a la noche lo encontró relleno de
tierra, por lo que da aviso a la policía que al excavarlo encontró el cadáver
de un hombre blanco y delgado que había sido fuertemente golpeado en la cabeza
y apuñalado en el pecho, y que más tarde fue identificado como Kenneth
Whiteacre. Entre sus ropas fue encontrada pornografía homosexual, por lo que la
policía supuso que el homicidio estaba vinculado a su condición sexual.
Se especuló entonces que podía haber sido una pelea posterior a un
encuentro sexual y si bien se tomaron las huellas de neumáticos de una
camioneta que había estado en el lugar, no se ahondó la investigación y se
concluyó que se trataba de un crimen casual resultado de una pelea, si bien
comprobaron que había en la cabeza laceraciones posteriores a la muerte.
El 24 de mayo, unos trabajadores que operaban un tractor en un rancho
vecino encontraron tierra removida, por lo que llamaron a la policía que al
excavarla encontró el cuerpo de Charles Fleming otro vagabundo del lugar; esta
vez se prestó más atención y al seguir un pequeño sendero que se observó entre
la hierba encontraron más tierra revuelta.
La policía realizó entonces una remoción de la tierra y encontró
varios cadáveres en distinto estado de descomposición que presentaban el mismo
tipo de heridas. También se hallaron unas facturas a nombre de Juan V. Corona,
expedidas unos días antes. Cuando el 4 de junio se dio por terminada la
búsqueda habían sido hallados 25 cuerpos e identificados 21 de ellos. Del total
de cadáveres 22 pertenecían a anglosajones y ninguno era de origen mexicano.
También se halló entre la tierra un recibo bancario a nombre de Juan Corona,
quien finalmente fue acusado y detenido.
Si bien hallaron rastros de sangre en su camioneta, resultó ser de un
trabajador herido que había transportado y, en su machete no se encontraron
rastros sanguíneos. Las huellas de neumáticos no concordaron con las de su
camioneta ni la bala hallada en uno de los cadáveres pertenecía a la pistola de
Corona, quien además estaba usando muletas para caminar en la época de algunas
de las muertes.
Los juicios
El juicio contra Juan V. Corona fue largo, costoso y complejo, máxime
cuando la acusación en lugar de elegir algunos casos como era usual le imputó
los 25 homicidios. Inicialmente Corona fue asistido por el defensor público
nombrado por el Tribunal pero el 14 de junio el acusado lo reemplazó por Richard
Hawk, un abogado privado que en lugar de honorarios recibió de Corona los
derechos literarios exclusivos respecto de su historia e, incluso, fue relevado
de la obligación de guardar reserva acerca de sus comunicaciones con el
acusado. Hawk optó por desistir de una defense de insanía y prescindió de los
siquiatras. Durante su detención Corona tuvo dos ataques al corazón. Si bien no
trajo el testimonio de su medio hermano, la defensa dejaba entrever que había
sido el verdadero autor de los crímenes y que había dejado huellas como las
facturas y boletas de depósito para incriminar a Corona. Pese a la probable
motivación sexual de los crímenes no se comprobó que el acusado fuera
homosexual.
Finalmente en 1973 el jurado, tras 45 horas de deliberación, decidió
que Juan V. Corona era culpable de 25 homicidios y el juez lo condenó a 25
cadenas perpetuas con derecho a pedir la libertad condicional al cabo de 7
años. En esa época la Suprema Corte del estado de California había establecido
el criterio de que la pena de muerte era inconstitucional.
En 1982 un nuevo grupo de abogados tomó la defensa y alegó que no se
le había defendido correctamente en su primer juicio pero no consiguió que se
modificara la condena. El jurado consideró que Natividad Corona –ya fallecido a
esa fecha- no había tenido el tiempo ni oportunidad para cometer los crímenes y
que, en cambio, el acusado no tenía una explicación razonable sobre por qué los
nombres de algunos de los hombres muertos aparecían en sus registros de
trabajo.
En la cárcel Corona fue atacado a puñaladas por 4 internos y casi
muere, perdiendo un ojo por el ataque. Continúa purgando sentencia en la
prisión estatal de Corcoran en California. Padece de demencia senil y su salud
no es buena. El 5 de diciembre de 2011 le fue rechazado su pedido de libertad
bajo palabra y no podrá solicitarlo de nuevo hasta 2016.
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